Es obvio que en cien años hemos avanzado en muchas cosas. Es obvio que el mundo que conocemos nada tiene que ver al de hace cien años. Es obvio que nuestros antepasados no podían imaginarse el mundo en que vivimos. La ciencia y la técnica han transformando el mundo en ese afán del hombre de conocer las leyes de la naturaleza y no pocas veces en doblegarla.
El hombre ha conseguido curar enfermedades mortales, crear la luz allá donde había oscuridad, hacer del mundo un lugar más pequeño volando como las aves, desafiando así las leyes de la física, ha visitado la Luna, ha logrado mandar imágenes y documentos y cartas de amor sin movernos del despacho e incluso mantener conversaciones por videoconferencia desde el sofá. La ciencia ficción no es sino una previsión de lo que nos depara el futuro. Eso ya lo dejó claro Julio Verne. Lo que ocurre en cualquier lugar del mundo es conocido en tiempo real y todo ciudadano tiene claro lo que son los derechos humanos, la igualdad, la libertad y la justicia, la democracia y el derecho a opinar.
Todo eso conforma el 'progreso'. Hermosa palabra y hermoso concepto. Veamos unas estadísticas:
- Alrededor de 24.000 personas mueren al día por causas relacionadas con el hambre, de las que al menos un 75% son niños menores de cinco años. (Proyecto hambre, Naciones Unidas)
- Según la OMS, la violencia de género supone la principal causa de mortalidad entre las mujeres de 15 a 25 años.
- Según los datos de que dispone Anmistía Internacional, en 2009, sin contar con el caso de China, fueron ejecutadas 714 personas en 18 países y al menos 2001 personas condenadas a muerte en 56 paises.
- Según Anmistía Internacional, la homosexualidad estaba penada en más de 70 países y ocho de ellos con pena de muerte.
- En el mundo hay 40 millones de mujeres dedicadas a la prostitución, más que habitantes tienen países como Australia o Canadá y el ratio de prostitutas norteamericanas asesinadas es de 214 por cada 100.000.
Parece que ese 'progreso' no ha llegado a todos por igual. Realmente no hemos avanzado tanto nos creemos. Somos una minoría (debemos incluirnos todos aquellos que leamos estas lineas) los que hemos gozado de ese bienestar, de esos avances. Porque la mayoría de los seres humanos que habitamos este moribundo planeta, no saben de que se les habla cuando hablamos de 'progreso', de 'estado del bienestar', de 'salud pública', de 'internet', de 'televisión digital terrestre' (ni de la otra), de tener un 'piso' y un 'coche' o de cosas tan elementales y básicas para nosotros como la 'luz eléctrica', el 'agua corriente' o el 'derecho a la educación' de los niños. Y otros quizá sí conozcan estas cosas, pero no saben lo que es vivir en libertad sin miedo a represalias por quienes son, como son o lo que piensan.
No pretendo ser populista, sino expresar mi convicción de que esta crisis es un merecido castigo al egoísmo y avaricia de un primer mundo, que se ha erigido en privilegiado a costa del resto, mucho más numeroso pero absolutamente indefenso. Preguntemos a esa inmensa mayoría que es una crisis. Intentemos explicarles lo que ocurre. Y no lo entenderán, porque les hablaremos de cosas absolutamente desconocidas para ellos. Y es que mientras unos pocos intentamos salvar el sistema financiero irlandés del estado de quiebra, para muchos otros la libertad de expresión, comer todos los días o el agua corriente aún son ciencia ficción.
Ya ves...qué gran verdad.
ResponderEliminarVGH