lunes, 13 de diciembre de 2010

Caso Galgo.

No escribo estas lineas para condenar lo obvio. Estos deportistas nos han estafado, engañado y defraudado a todos los españoles y muy especialmente a sus compañeros, aquellos deportistas que se dejan la piel, las pestañas y la vida en mejorar sus marcas.

Quiero expresar mi perplejidad por las palabras del Presidente de la Federación Española de Atletismo, Jose María Odriozola. Dice sentirse engañado y traicionado, dice que no son policías y que no deben hacer caso de los rumores. Que él ha cumplido con su trabajo y que no solo no piensa dimitir sino que va a presentarse a la reelección.

Hombre amigo, vamos por partes. 

Que te sientas engañado puedo entenderlo si realmente no sabías nada. Lo que no puedo entender es que no supieras nada, porque tu obligación es saberlo y a esa gente la has puesto tú.

Que haya rumores tan sólidos como parece haber en el mundo de la alta competición, donde lo del dopaje son secretos a voces, y no hagas caso de ellos, no puedo entenderlo. Eres el Presidente de la Federación y debes investigar esos rumores. 

Y culminar diciendo que has hecho bien tu trabajo, cuando por culpa de esta gente, han dado medallas inmerecidas a esta gente a costa de posibles victorias de auténticos deportistas y cuando el deporte español se encuentra internacionalmente en entredicho, que es lo que nos faltaba despúes de dos palos como haber perdido la oportunidad de ser las Sedes de las Olimpiadas y del Mundial de Fútbol, pues que quieres que te diga. Tu trabajo muy bien, muy bien, no es que lo hayas hecho. Eres responsable. No culpable, pero si responsable.

Más bien eres un ejemplo más de lo calentito que es el sillón y el frío que entra en solo pensar que nos levantamos...

Por cierto, si eso de la cabeza es un peluquín, quítatelo. Y si no lo es, cambia de peluquero, porque lo parece.

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