Ayer estuve en el Teatro Maravillas viendo 'Tócala otra vez, Sam', obra original de Woody Allen, que representó en Broadway y llevó al cine en 1972 con el mismo título, 'Play it again, Sam', traducida al español como 'Sueños de un seductor'.
Inspirada en la película 'Casablanca', lo curioso es que esta frase se hizo famosa por esta obra de teatro, porque en la película de 1942 no se pronuncia en ningún momento, ni en la original ni en la versión doblada al castellano.
En cuanto a la obra el texto es genial, muy de Woody Allen el auténtico, el inseguro, el hipocondríaco, el torpe, el esquizofrénico. Woody Allen se representaba a sí mismo en esta obra, en la que el protagonista ha sido abandonado por su mujer, está hundido y tiene charlitas con un Humphrey Bogart, imaginario, claro, quién merced a su experiencia con las mujeres, le aconseja seducir a otra y olvidar a su ex. Un matrimonio amigo, este real, le apoyará y le animará a salir de la mala racha.
En la obra que se representa ahora en Madrid el papel de Allen lo hace un Luis Merlo estupendo y sorprendente, que se gana al público desde el principio. El papel de Allan lo borda, sinceramente. Es verdad que seguimos recordando al Mauri de 'Aquí no hay quién viva', pero creo que no es por culpa del actor que todo lo haga igual, ni mucho menos, sino porque la intensidad de aquel personaje hace que Luis Merlo sea Mauri para todos y para siempre. Si tienes algún perjuicio previo con Luis Merlo debes verle en esta obra. Está genial.
En cuanto al papel femenino que hacía Diane Keaton en el original, aquí está interpretado por María Barranco. Es fresca y divertida. Pero así como Merlo consiguió que no echara de menos a Woddy Allen (como intérprete, me refiero) aquí si añoro a Keaton, que es una de mis actrices favoritas. Pero esto es muy subjetivo pues la Barranco está genial. Por cierto, le dió un ataque de risa en mitad de la función que contagió al público y que supo resolver con auténticas tablas... y es que la obra es realmente divertida.
Quién sigue sin gustarme nada es Javier Martín en el papel de Bogart. Lo siento pero no me lo creo. Me parece un mal actor por muy guapito de cara que sea. Lo siento por sus fans y admiradores varios.
Así que os recomiendo que os paséis por el Teatro Maravillas sin dudarlo. Disfrutaréis muchísimo. Eso sí, llevaros camiseta, porque el calor que allí hacía no era humano. El Teatro en sí no me gustó. Calor y una disposición de las butacas en bloque que hace que no exista un pasillo intermedio, si no sólo los pasillos laterales, lo cual hace que el acceso sea un incordio. Incluso pienso que desde el punto de vista de la seguridad es una solución más que dudosa.
Me la apunto.
ResponderEliminarPero yo por supuesto iré forrada de mil abrigos. Mi querido Dorian, me fío de tu criterio teatral, pero nunca de tu criterio térmico.
PD-Te recuerdo que ahora estamos casi, casi, en invierno.
Cariclea.