viernes, 11 de abril de 2014

Que hartura, por Dios...


Por supuesto que estoy hasta los genitales de los descerebrados que siguen preocupados por los homosexuales, por el matrimonio homosexual, por el sexo en general y en definitiva, por no vivir ni dejar vivir.

La última perla es la del Obispo de Málaga, de cuyo nombre no me da la gana acordarme, que compara (no es el primero) el matrimonio entre homosexuales con el hipotéticamente celebrado entre hombres y perros y demás lindezas. Agrego el link.


Pero en esta vida siempre ha habido idiotas, y eso ya no me asusta, aunque en este tema y  a estas alturas de la película me cargue.

Lo que me parece intolerable, no es ya que este señor sea Obispo, que allá ellos y sus seguidores (a quienes con todo mi respeto, cada vez entiendo menos), sino que el Obispado emita un comunicado en el que aclara que las palabras de este señor han sido malinterpretadas, y que nada tiene contra los homosexuales.

Es decir, primero me comparan con un perro y después me llaman idiota por haber entendido lo que he entendido, que no es otra cosa que lo que se ha dicho. 

Pero Dos mil años de existencia, millones de seguidores en el mundo y el gobierno de mi país les avalan, y contra eso no se puede luchar.

Por cierto, deliberadamente el link no es de un diario de izquierdas ni de enseña estatal, no se me vaya a acusar de partidista.

martes, 1 de abril de 2014

Miedo

El miedo es el arma más poderosa. El miedo ha sido utilizada siempre como elemento persuasivo para el ejercicio del poder. 

La Iglesia Católica ha utilizado el miedo al infierno y a Satán durante 20 siglos para someter a millones de personas bajo su control y garantizarse su supervivencia. Y es obvio que lo han hecho muy bien hasta ahora.

Emperadores, Reyes absolutos y Dictadores usaron el terror, para ejercer sus autorquías sin límites.

Actualmente, aún en las democracias, surgen nuevas formas de utilizar el miedo. Las amenazas de las empresas a sus trabajadores, el  miedo de los mercados financieros a la ruina generalizada, las coacciones de los gobiernos en múltiples formas hacia sus ciudadanos para mantenerlos controlados... 

El  miedo en forma de chantaje emocional. El miedo a estar solos, a que no nos quieran, al rechazo. El miedo al fracaso laboral, al fracaso personal. El miedo a equivocarnos. El miedo a lo diferente a nosotros. El miedo se transmite como elemento inherente a nuestra educación de generación en generación.

El miedo es nuestro mayor enemigo. A menudo tenemos miedo de nosotros mismos, de lo que somos, de como somos. Y debemos romperlo, superarlo y no temer. El único temor que debemos tener es a no creer en nosostros mismos, a no arriesgar, al conformismo y al inmovilismo. 

Y hasta que no venzamos nuestros miedos, nunca avanzaremos ni personalmente, ni emocionalmente, ni colectivamente. Las sociedades se atascarán y el mundo se detendrá en ese punto en el que nos encontramos. Cuando el ser humano vence sus temores, el ser humano crece. Cuando las sociedades dejan de sentir pánico, avanzan hacia donde quieren ir.

Hoy todos tenemos muchos miedos. Venzamos el miedo. Yo estoy en ello.