Empieza septiembre. Su llegada anuncia el curso escolar. El olor a libro nuevo recién impreso, los cuadernos de cuadros para matemáticas y los rayados para lengua, los lapiceros de colores y si ya eres lo bastante mayor, el ansiado bolígrafo. El estuche nuevo y con suerte cartera nueva o quizá no, quizá nos sirva la del año anterior, que todos los años no puede ser una nueva. Ese chándal nuevo, tan feo como siempre, para la gimnasia, perdón, educación física, pues hemos crecido en el verano.
El reencuentro con los compañeros de clase y con los amigos, que no son lo mismo ni son los mismos. Esas charlas contando las vivencias y aventuras de cada uno con una mezcla de emoción y nostalgia. Los nervios de un nuevo año y lo que nos deparará. ¿Qué tal serán los profes nuevos? ¿Será muy difícil un curso más? Ufff... Ese rollo de presentación del nuevo año escolar y el nuevo aula en la zona de los mayores. Y esos maravillosos recreos, por supuesto. Sin ellos la vida carece de sentido. De la comida del comedor mejor nos olvidamos...
Recuerdo con frescura ese comienzo de curso como si lo empezase hoy. Esos nervios. Esa incógnita. Esa desgana a veces. Porque yo lo pasaba muy bien en vacaciones, la verdad. No fui un niño de esos que están deseando empezar las clases. Ni siquiera por ver a los otros niños. Pero tampoco lo esperaba con especial horror. No me importaba demasiado. Hay que empezar, pues se empieza.
La verdad es que la mezcla de sentimientos y sensaciones daban un resultado positivo pese a todo... Inconscientemente te invadía la emoción y la alegría. Y a tus padres mucho más aún, claro.
El principio de curso impregna la memoria de por vida. Y ahora que hemos crecido y somos adultos, también. Al fin y al cabo es el término de la diversión, del relax, de la libre disponibilidad de ese tiempo que es nuestro y de nadie más y que empleamos en lo que nos de la gana. Es el pistoletazo de salida a la responsabilidad, al deber, al madrugón.
Y es que el año no empieza el uno de enero. Empieza en septiembre. Siempre ha sido así y siempre lo será. Esperemos que por muchos años.
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