martes, 16 de agosto de 2011

El visitante.

Yo no me meto con que venga el Papa a España. No me meto con que cientos de miles de jóvenes (he leído que la edad media es de 22 años) sigan al Santo Padre con fervor, por más que no lo pueda entender a estas alturas. 

Pero hay cosas que no consigo entender y con las que sí quiero meterme, porque me parecen inconcebibles. Y es la postura del Estado, sea Central, Autónomico o Local ante el fenómeno religioso en un Estado constitucionalmente denominado aconfensional. Y es que parece que aún no hemos entendido lo que esta concepción de lo religioso significa. Aconfesionalidad no significa anticonfesionalidad. Significa que el Estado no profesa ni se inclina ni favorece Confesión alguna. Significa que se respeta, bajo el principio de Igualdad ante la Ley, recogido también en nuestra Constitución (art. 14), la profesión de cualquier  religión, la no profesión de religión alguna, la libertad de creencias en definitiva. Significa que no se persigue ni prohibe ninguna religión, sino que todas son iguales ante la Ley y ante el Estado. Todo esto además está desarrollado legislativamente por la Ley Orgánica de Libertad Religiosa.

Así pues, sigo escandalizándome cuando veo la postura de las Instituciones Públicas de este país ante la visita del Papa bajo la coartada de unas 'Jornadas Mundiales de la Juventud'. Mi ciudad está sitiada. La capital del Reino de España está cortada al tráfico. No se puede circular ni se puede aparcar en zonas totalmente alejadas del centro de la ciudad, por considerarse zonas clave para el estacionamiento de los autobuses que conducen a los peregrinos a la Tierra prometida del siglo XXI. Nos acaban de subir 50 céntimos el billete de autobús pero hacemos descuentos a los Abonos Transportes de los peregrinos. Hemos cedido espacios como Polideportivos para que puedan pernoctar. Gratuitamente, claro. La razón es que este 'movimiento' va a suponer pingües beneficios a la ciudad. 

Y yo me pregunto.
  1. ¿Es lógico que un Estado Aconfesional se gaste todo el dinero que no tenemos en montar un sarao religioso, que se quiera o no, pertenece al ámbito privado del individuo y que son los socios de ese club quienes deben financiarlo?
  2. ¿Hará el Estado español lo mismo si viene una autoridad religiosa a España musulmana, budista o de cualquier otra confesión religiosa? ¿No sería contrario a la Constitución si no obrase en términos de igualdad?
  3. ¿No es bastante la pasta que el Estado Español regala a la Iglesia Católica anualmente, con cargo a los Presupuestos Generales, para que ellos se financien sus fiestas sin que le cueste un céntimo de euro más al Estado?
  4. ¿Es justo que los no católicos de Madrid, que somos más de un par, tengamos que renunciar a disfrutar de nuestra ciudad toda una semana por este motivo, además de costarnos el dinero?
  5. ¿No es discriminatorio frente a otros eventos, como el Orgullo Gay, que también supone importantes ingresos para Madrid, pero que por molestar a los vecinos teníamos que escuchar la música en las calles con auriculares? ¿Maricas molestan y católicos no? ¿Y los maricas católicos, molestan o no molestan?
  6. Pero, ¿No dicen que hay crisis y que las arcas del estado están vacías?
  7. ¿No sería más útil emplear este dinero en Somalia, en Haití, en Etiopía, en...?
  8. ¿Hasta cuando?







1 comentario:

  1. Aceptaría todo, todo, si demostraran que son cristianos de verdad. Es decir, si la pastaza que sacan a costa de tod@s, porque ojo, el ESTADO somos tod@s, se donara íntegro a Somalia. Vergüenza me daría a mí ser católica y que la Iglesia me cobrara por alojarme en espacios PÚBLICOS. Que esos beneficios no vayan al Estado,me deja estupefacta. Si fuera católica, que esos beneficios no fueran a Somalia, acabarían con mi fé.

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